lunes, 19 de marzo de 2018

La educación en Uruguay


1. - En los orígenes.
En la época de la conquista española, las características económicas y políticas de este territorio -sin riquezas minerales, sin grandes centros de poder dentro del mismo- no fueron propicias al desarrollo temprano de un sistema educativo.
La fundación de Montevideo en 1724 -pronto convertida en activo puerto- posibilitó que fuera surgiendo una clase media ciudadana y comerciante que impulsó la creación de un sistema educacional, pero la inestable situación política, sobre todo a partir de los comienzos del siglo XIX, frustró los sucesivos intentos. Sólo surgieron y se mantuvieron -de manera irregular- algunas escuelas elementales en las que se enseñaba lo imprescindible para la vida social: lectura, escritura, operaciones aritméticas y preceptos religiosos. Estas escuelas no presentaban ningún atractivo para los niños, los que debían soportar durante años un aprendizaje penoso basado casi exclusivamente en la memoria y con la permanente amenaza de posibles castigos (golpes de palmeta, azotes, etc.) si ese aprendizaje no se concretaba. Fue, sin duda, una novedad pedagógica la aparición del método lancasteriano que, al parecer, fue más eficaz en la transmisión de los conocimientos, aunque se basase también en la memoria y la disciplina. El fracaso de esta experiencia -empero- confirma la ausencia de condiciones sociales propicias tanto en lo político como en lo cultural.
Otra experiencia algo distinta lo constituyeron las "escuelas de la Patria", organizadas por el gobierno artiguista pero con escasa duración e influencia.
En cuanto a la enseñanza de nivel superior o medio (gramática, latín, filosofía, etc.) fue prácticamente inexistente, ya que el modesto medio social no requería de esos conocimientos, al menos en una medida que justificase su atención especial.

2- Primeros intentos de organización.

A partir de la declaración de su relativa independencia política -1825- el país se vio enfrentado a organizar un sistema escolar que atendiese mínimamente a su aún escasa población. Las autoridades nacionales y departamentales -empero- no supieron responder adecuadamente a esas exigencias: se dictaron gran cantidad de leyes, decretos y disposiciones diversas, pero en los hechos los recursos económicos y humanos volcados a la tarea resultaron siempre muy inferiores a los invertidos en solventar enfrentamientos políticos y militares (varias revoluciones, motines, guerras civiles, etc.) El atraso escolar, la incuria de los gobernantes, fueron claramente denunciados por un contundente informe del Dr. Palomeque (Secretario del Instituto de Instrucción Pública) en 1855, que propuso las bases para una organización educacional que no se llevó, sin embargo, a cabo. Una Escuela Mercantil, de nivel medio, destinada a formar para las actividades comerciales tuvo buena aceptación, pero corta vida: de 1829 a 1836.
El espacio que no supo ocupar la enseñanza pública, lo ocupó la escuela privada, que por ese entonces cobró un desarrollo muy notorio tanto en cantidad como en calidad y que cubrió las necesidades de la naciente burguesía nacional, por lo que estuvo limitada fundamentalmente a Montevideo (aunque la escuela pública tampoco llegaba adecuadamente al resto del país).

3. Creación de la Universidad.

En el primer período en la historia de la Universidad, que se extiende entre su fundación en 1849 y 1870, presenta un panorama relativamente homogéneo, caracterizado por una extrema precariedad de recursos económicos y un estancamiento en su desarrollo. El número de cátedras es escaso (la mayoría en los estudios preparatorios); de hecho, el funcionamiento de una sola Facultad (Jurisprudencia) significaba una limitación muy grande en la oferta académica. Por otra parte, el equipamiento totalmente insuficiente (sin laboratorios de ciencias ni locales adecuados, con pocos libros en su biblioteca, etc.) conformaba esa precariedad que caracterizó a nuestra "Universidad Mayor", que de tal, poco tenía.
Aún con estas limitaciones la institución marcó su presencia en la sociedad, fundamentalmente por la actitud de sus autoridades, que mostraron independencia frente al Gobierno, reclamando de continuo mejoras en los planes de estudio y en los recursos, enfrentando los desbordes y arbitrariedades de aquel y difundiendo una filosofía liberal en lo político y en lo económico, en la que jugó importante papel la cátedra de Economía Política creada en 1860.
El carácter oneroso de los estudios universitarios, no permitía por cierto una apertura social de sus aulas y su pobre oferta curricular tampoco estimulaba una afluencia importante de alumnos; de hecho solamente se formaban en ella los futuros "doctores", que luego se desempeñarían en el foro, en la prensa y en los grupos políticos.

4. La Reforma Escolar.

El proceso de la Reforma Escolar fue sin duda un elemento fundamental en la estructuración de nuestro sistema educacional. Hasta su concreción, el país no contaba con un verdadero sistema escolar; las escasas escuelas públicas carecían de una adecuada coordinación -en planes, en métodos, etc.- a pesar de algunos esfuerzos encarados poco antes de iniciarse el proceso, por quien fuera uno de sus mentores: José Ma. Montero.
En esta reforma confluyeron por un lado, la inteligencia y dinamismo de una figura muy joven (José Pedro Varela, de 31 años). Por el otro lado la fuerza y determinación de otra figura también joven (el Coronel Latorre, gobernante de facto desde 1875). Detrás de ellos, una clase social alta -con distintos motivos- reclamaba una educación que posibilitase una modernización del país: tecnología agraria, tecnología industrial, obreros disciplinados y con conocimientos básicos: lectura, escritura, cálculo. Estaba también el grueso de la población -con gran proporción de inmigrantes europeos- que no desdeñaba la escuela y que -sobre la base de una ideología de justicia social e igualdad- influiría en el apoyo alcanzado por la Reforma Escolar entre los sectores populares.
Esta reforma -a partir de un proyecto de Varela más removedor- se concretó en una estructura centralizada con un Inspector Nacional de Instrucción Primaria, una Dirección general de 7 miembros y autoridades departamentales. La escuela pública sería gratuita, obligatoria y con enseñanza de la religión católica, excepto para los niños cuyos padres se opusiesen. La metodología pedagógica no sólo descartó todo castigo físico, sino que instituyó nuevas formas -las "lecciones sobre objetos"- acordes con los avances a nivel mundial.

5. Orígenes de la enseñanza técnica.

El surgimiento de la enseñanza técnica en nuestro país en 1879, coincide con la preocupación de los gobernantes y sectores dominantes de la sociedad por establecer el orden y la disciplina. La Escuela de Artes y Oficios que instituyó Latorre fue un lugar donde niños y jóvenes de "mala conducta" aprendieron a obedecer y a trabajar como castigo. Por esa razón el gobierno la ubicó como dependencia del ejército, porque su función principal era la de "domesticar" a muchachos descarriados.
En ese momento, existía, empero, una realidad, constituída por una economía que se modernizaba: nuevas industrias, importación de maquinarias. Se comenzaba a sentir la necesidad de una mano de obra más capacitada: los obreros debían adquirir no sólo las herramientas de la lectoescritura y el cálculo, sino también el dominio de la moderna tecnología: motores a vapor, máquinas semiautomáticas, etc. La función represiva de la Escuela fue predominate, pese a lo cual no se descuidó la infraestructura técnica: modernas máquinas de tornería, de imprenta, de tejeduría, etc. posibilitaron que el reducido número de alumnos (alrededor de 200) se convirtiese en un taller del Estado, que producía a bajo costo: uniformes para el ejército, municiones, impresos para el Estado y hasta 2 pequeños barcos. El severo régimen disciplinario -de raíz castrense- promovió frecuentes rebeliones de los alumnos y contribuyó a que la institución pasase -en 1886- a la órbita civil, aunque sin modificar su orientación anterior

La expansión escolar.

El objetivo de universalizar la enseñanza primaria, parecía estar alcanzándose a mediados de este siglo: un altísimo porcentaje de los niños accedían al sistema escolar. Unido a esto, un gran dinamismo metodológico, la creación de centros especializados, congresos de maestros, destacaron el sistema escolar uruguayo en el concierto latinoamericano, en concordancia con una sociedad en la que se vivía una expansión económica y un crecimiento de las clases medias (que comenzaron a percibir la escuela como un medio de ascenso social).
Por debajo de esa realidad se escondían -sin embargo- aspectos negativos: alta deserción y repetición en ciertos sectores sociales, educación rural casi nula que no alcanzaba a miles de niños de los rancheríos rurales, deficiencias que no lograban, empero, quitar brillo a la imagen que había alcanzado la escuela uruguaya.


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